EN CONTRASTE

Oscar Coria Reyes

Wirikuta, una causa que SI vale la pena defender

Durante las últimas semanas hemos sido testigos de los penosos incidentes propiciados por declaraciones o descalificaciones de simpatizantes, funcionarios, partidos políticos o candidatos, expresiones de “furia” como la de los 131 de la Ibero en la visita de Enrique Peña Nieto, las manifestaciones de los 132 por la “apertura y equidad” en los medios de comunicación, las expresiones de encono por los “anti”, así como, los excesos de halagos por los “pro”, sin embargo, esto solo se refiere al tema político electoral que tendrá su culminación el 1 de julio, deseando que sea con una masiva e histórica votación en las urnas, votación que esperamos sea razonada, a favor del o de sus candidatos en base a sus propuestas y no a las denostaciones.

Sin embargo, mientras por un lado, en algunos casos, se utiliza el ímpetu de nuestra juventud para tintes electorales, en nuestro país, por otro lado, en particular en la región conocida como Wirikuta, un territorio desértico del noroccidente de México, sitio donde según los wixárikas —también llamados huicholes— ocurrió la creación del mundo, lugar sagrado para los nativos, se gesta un movimiento en defensa de los indígenas y pobladores de esta región que se han visto afectados en sus derechos por las 77 concesiones otorgadas por el Gobierno Federal a empresas mineras que abarcan 98,000 hectáreas, lo que representa el 79% de su territorio total ya que el lugar lo comprenden 140,000 hectáreas. Situación que genero un conflicto legal que hasta la fecha no se ha resuelto en su totalidad.

En febrero pasado, un juzgado federal concedió un amparo a las comunidades wixárikas para suspender provisionalmente el inicio de las actividades de la empresa canadiense First Majestic hasta que se solucionaran de fondo el conflicto jurídico. La determinación consideró que los indígenas no habían sido debidamente informados sobre el proyecto, como lo establece la Organización Internacional del Trabajo. El amparo es un triunfo para los derechos indígenas, debido a que reconoce que las leyes mineras, en tanto leyes secundarias, están por debajo de los principios constitucionales de derechos humanos, sin embargo, aún no es suficiente.

Tal situación género que el Gobierno Federal emitiera una declaración de Reserva Minera Nacional para una zona de 45,000 hectáreas dentro del territorio y análisis para declarar Área Natural Protegida federal otras 200,000 hectáreas. Anunciándolo a través de medios nacionales con el secretario de Economía, Bruno Ferrari, quien dio a conocer que la empresa canadiense First Majestic Silver cedió al gobierno mexicano las concesiones que le permitían explotar recursos mineros del área wixárika sagrada del noroccidente de México.

Sin embargo, esta declaratorio no ha dejado satisfechos al “Colectivo AHO”, integrado por artistas, músicos, ecologistas y activistas encabezados por Rubén Albarrán del grupo Café Tacuba, así como al Frente de Defensa de Wirikuta, quien en la voz de su vocero Iván Guzmán, han señalado «Cuidado con la manipulación, atentos a esta información, letras chicas y conceptos relativos, no difundamos hasta no tener la confirmación total de esto”, es «una cortina de humo» y un «acto mediático para confundir a la opinión pública» haciéndole creer que las demandas de indígenas y organizaciones han sido atendidas, cuando aún quedan otras concesiones mineras pendientes, advirtió Guzmán, en señal de que aún no están del todo claro los acuerdos emitidos en la declaratoria del Gobierno Federal.

Los integrantes de esta organización iniciaron un apoyo aislado a la defensa de Wirikuta desde 2011, pero se consolidaron como grupo entre febrero y marzo de este año, cuando llevaron su causa a los medios y a las redes sociales para promover el Wirikuta Fest en el Foro Sol, que se realizó el pasado fin de semana, donde participaron las agrupaciones mexicanas Café Tacuba y Caifanes, además del dueto puertorriqueño Calle 13, las cantantes Ely Guerra, Julieta Venegas y Amandititita, el español Enrique Bunbury entre otros grupos.

Festival en el que se hizo el llamado al Gobierno Federal de Felipe Calderón Hinojosa, para respetar los derechos de los indígenas, respetar su territorio que para ellos es sagrado y no ceder a los intereses comerciales de empresas extranjeras. Festival en el que se vio la presencia de cientos de huicholes provenientes de San Luis Potosí, Nayarit, Jalisco, Zacatecas y Durango, todos portando sus calzones de manta con figuras multicolores bordadas, sombreros con chaquira y huaraches, fundidos entre la multitud, escuchado con curiosidad la música de Ely Guerra y las consignas de Amandititita y de todos los participantes, integrados entre miles de jóvenes que entre baile y baile protestaban por la injusticia contra el pueblo wixárrica. Unos arrastrados por la inercia de las protestas estudiantiles, algunos tan sólo hambrientos de escuchar música en vivo y ansiosos por sacudirse la nauseabunda sobresaturación de las campañas políticas, que se resumían en el propósito de “cantar y chupar”.

Y es aquí donde cabe la reflexión, de porque nuestros jóvenes salen a la calle a protestar contra partidos o candidatos, lo cual no es malo ya que manifiestan su sentir, sin embargo, porque no aprovechar estas manifestaciones llenas de energía para fines más válidos y justos, como lo es, la defensa del pueblo wixárika, que está siendo afectado severamente por las acciones de un Gobierno Federal que responde a intereses de empresas extranjeras y no de los pobladores originales de las tierras de Wirikuta.

Es aquí donde se hace un llamado a la conciencia de esos miles de jóvenes que han salido y siguen saliendo a las calles, para que analicen nuestro entorno, que lean y estudien lo que pasa en cada rincón de nuestro país, que generen sus propios criterios y no se dejen llevar por modas o por gente que solo busca beneficiarse en lo político, que realmente se conviertan en un factor de cambio, y, que no quede solamente en una “moda” electoral.