FUERA DE FOCO

Pa’ cuando dan nombres ¿Y quién asesinó a Regina? Un mes ha pasado y el procurador aún no tiene los nombres de los asesinos Silvia Núñez Hernández / Fuente de referencia: AGN Publicado: 27/05/2012 Veracruz, Ver. El día hoy cumple un mes que el gremio periodístico fue golpeado una vez más con la muerte de…


Pa’ cuando dan nombres
¿Y quién asesinó a Regina?
Un mes ha pasado y el procurador aún no tiene los nombres de los asesinos

Silvia Núñez Hernández / Fuente de referencia: AGN
Publicado: 27/05/2012
Veracruz, Ver.

El día hoy cumple un mes que el gremio periodístico fue golpeado una vez más con la muerte de la corresponsal de la revista Proceso, Regina Martínez Pérez, quien fue encontrada muerta a causa de estrangulamiento no sin antes golpearla sin piedad tanto en cara y cuerpo.

En la publicación 1853, la periodista Verónica Espinosa escribió la biografía -dicha historia que al parecer sólo un reducido grupo del gremio conocía- de Regina Martínez Pérez y expresó que la corresponsal nació en Rafael Lucio un 7 de septiembre de 1963. A sus 47 años de edad, había logrado –pese a su carácter apacible- ser una de las periodistas más reconocidas en el estado de Veracruz.

Sus trabajos periodísticos siempre se encontraban sustentados con declaraciones, información expedida por parte de los demandantes, de testimonios; por ello, sus reportajes causaban el escozor a la clase política, sobre todo, al actual gobernante de Veracruz, quien mandó una orden precisa a su seguridad que vigila celosamente –cual régimen feudal- el acceso a palacio de gobierno: “No dejar pasar a Regina Martínez a las instalaciones”.

En su vecindario la conocían como una gran mujer de trato cordial pero callada, Regina salía desde temprano y volvía por la tarde noche a su casa para trabajar desde la comodidad de ella. Es decir, tendía a ser metódica en las acciones que llevaba diariamente, es por ello que el día de su asesinato, causó extrañeza por parte de sus vecinos pues ella jamás mantenía la puerta de su entrada abierta de par en par, situación que originó la llamada anónima.

Los testimonios aluden que Regina conocía a las personas que la atacaron, por el detalle de su acceso principal, el reporte policiaco determinó que ésta nunca fue forzada. Su vecina notó con extrañeza la situación y comentó haber llamado a su celular a la reportera, la cual indicó que todo estaba bien. Podría deducirse que quienes le quitaron la vida se encontraban al interior y le ordenaron responder eso a su vecina para no levantar sospechas.

A un mes de su asesinato, ni la presión que realizó el presidente de la revista Proceso, Julio Scherer García en su visita a Veracruz el pasado 29 de abril a palacio de gobierno ha servido. Mucha razón tuvo al arrojarle a la cara al gobernador del estado, Javier Duarte de Ochoa: “No le creemos” cuando éste intentó envolverlo con su discurso vacío y demagogo: “llegaremos a las últimas consecuencias”.

El procurador de Justicia en el estado, Amadeo Flores Espinosa hasta el momento no ha dicho “esta boca es mía”. Existe una total secrecía en los avances de las investigaciones. Hasta el momento, no han logrado dar evidencias al menos de quienes fueron los autores materiales de dichos asesinatos –sería mucho pedir tenga los nombres de los intelectuales- y no tan sólo de Regina Martínez, sino también del asesinato de Miguel Ángel Velazco López y su familia, de Yolanda Ordaz de la Cruz y los más actuales, como son los homicidios de Gabriel Huge, Guillermo Luna, Irasema Becerra y Esteban Rodríguez (sino es mucho pedirle).

Con esos amigos

Contrariamente a lo que normalmente sucede en Veracruz, en donde pueden tirar 35 cuerpos en alguna calle de Boca del Río, pueden posteriormente encontrar otros 35 regados en diferentes casas de seguridad –algunos vertidos en los techos de las mismas-; pueden entrar a una casa y asesinar a un periodista y asesinarlo junto con toda su familia; pueden levantar a otra más y tirar sus restos destazados en una calle de Boca del Río, a otro periodista, ingresar a su casa y estrangular o levantar a otros cuatro para torturarlos y arrojarlos en un canal de aguas negras. Y en todos los casos la impunidad va a la alza, pero dicha efectividad no se refleja de la misma forma cuando todo el peso se canaliza a ciudadanos, a empresarios como es el caso del presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), Erick Suárez Márquez a quien le enviaron toda la “caballada” como vulgarmente le dice y lo esperaron pacientemente a que saliera de las instalaciones para detenerlo como si este fuera un vulgar criminal.

Desafortunadamente se sabe que los Canacos –como se les conoce- en vez de pensar la forma de cómo sacar del problema a su presidente, estos prefirieron concentrarse en una pelea frontal para decidir quién sería el presidente interino, pues ellos aluden que el organismo no puede estar acéfalo.

Los vicepresidentes, Francisco Faces Zamora, Ramón Cano Uscanga, Mario Canales Suárez –primo de Erick-, Belgio Amaya Rizo, están más preocupados en jalonearse la presidencia qué sacar de la cárcel a Erick. En los pasillos de ese organismo se maneja la idea de que el actual presidente de la Canaco ya no saldrá de la prisión y por ello, consideran más importante entrar en la lucha encarnizada por ser alto mando de ésta.

Con esos amigos y familia para que se quieren enemigos, desafortunadamente existen quienes no saben ni conocen de la lealtad y una muestra letal la hace evidente este tipo de situaciones en donde se constata el tan conocido dicho popular: “En la cárcel y en la enfermedad, se conocen a los amigos”.

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