El derrumbe de la democracia en México
Silvia Núñez Hernández / Fuente de referencia: AGN
Publicado: 09/07/2012
Veracruz, Ver.
Para muchos mexicanos –todos aquellos que despertaron el domingo 1 de julio muy temprano para acatar la responsabilidad cívica de votar- los resultados de la contienda electoral, han originado una serie de inconformidades. Sobre todo, cuando el proceso estuvo descaradamente plagado de irregularidades por parte de los partidos políticos, pero especialmente por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El 2 de julio el sentir generalizado de quienes realizaron brigadas de vigilancia y denunciaron ante las instancias correspondientes –como la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) y la Policía Naval (PN) sobre operadores políticos, del tricolor sobre todo- sobre casos precisos de corrupción en diferentes casillas tanto del Distrito IV como XII por parte de priístas, quienes se dedicaron a realizar su trabajo tan descaradamente y a la vista de todos, pues al parecer contaban con anuencia de estas dos instancias.
Se reportaron los casos del fraude orquestado y jamás la Marina atendió el llamado de muchos ciudadanos y también estos argumentan, que la Fepade jamás atendió los reportes que se hicieron pues cuando lograban que le contestaran los dejaban colgados de la línea con “espere un momento”, por ello, la otra parte de la población regularmente siempre encontraban ocupada el teléfono de dicha instancia federal.
Ahora bien querido lector, se preguntará:
¿Cuáles fueron las causas del descarado fraude orquestado por partido del PRI?
Simple, los militantes del tricolor estaban conscientes de que la Ley Federal Electoral no contempla el fraude electoral, los excesos de gastos de campaña, la coacción y demás actos dolosos que se dedicaron a realizar sin el menor pudor el 1 de julio; su principal arma es atiborrar las urnas de boletas a favor de Enrique Peña Nieto, provocar la anulación de todas aquellas urnas en las que consideraban ganaría Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota.
Ellos sabían que nada dichas pruebas obtenidas por parte de la ciudadanía podrían ser presentadas ante las instancias federales, solo son vehículo de sanciones a los partidos políticos pero no de anulación de la contienda electoral. Para que una contienda sea abolida, tendrá que presentarse en los resultados una diferencia menor al uno por ciento entre cualquiera de los adversarios.
Esto quiere decir que nuestras Ley Electoral están diseñadas para amparar, dar anuencia y aceptar sin problemas el fraude. El Instituto Federal Electoral, está creado para no garantizar el sufragio democrático; los ciudadanos estamos anulados a menos de cero cuando se nos se desestima nuestro derecho a presentar pruebas como fotografías, videos y actos de corrupción por parte de operadores ante las autoridades correspondientes, y al único que se le otorga este beneficio son a los partidos políticos.
Luego culpan a quienes no creemos de las instituciones, cuando estas dan creadas para amparar el régimen autoritario en el cual se centra nuestra soberanía; cuando sabemos que los únicos beneficiados son los partidos políticos y quienes se imponen sin merecerlo, a gobernar; como es el caso de Enrique Peña Nieto quien se subirá a la silla presidencial sólo porque una parte de la población tiene precio y le llegaron a él.
Pregunto:
¿Qué sentirá el Partido Revolucionario Institucional y en este momento Enrique Peña Nieto de saber que los votos que obtuvieron les costaron dinero?
Porque estos fueron obtenidos a través de la compra de los votos, por el pago de operadores, por la compra de despensas y todo tipo de chacharitas que algunos aceptan sin problemas, por el alquiler de taxis, etc. Pero ni uno sólo porque realmente estén convencidos de su tipo de política o por su candidato.
Hoy por hoy los mexicanos constatamos que ejercer tu derecho a votar es una obligación, y hay que ejecutarla al menos para no quedar frustrados de no opinar –es el único momento en que les servimos a nuestros políticos- porque de ahí en fuera, no tenemos derecho a más.
La democracia queda reducida a cero. Si te quejas, denuncias con pruebas haber visto a los corruptos operar, ni el IFE y TRIFE les interesa tu opinión; si te manifiestas y viertes tu rechazo sobre las calles y logran millones de mexicanos gritar: “No a la imposición de Enrique Peña Nieto”, para las instancias electorales todo eso es irrelevante. Simplemente te ignoran y no hay más que hacer.
El fraude está calculado y sobre todo amparado por la Ley Federal Electoral y así permitir al IFE y el TRIFE se imponga a la voluntad de los ciudadanos. Aunque millones de mexicanos estén en contra de la estafa, nada pueden hacer legalmente algo, porque no cuentan con la personalidad jurídica para llevarlo a cabo.
Así hagan plantones, marchas, denuncias en las redes sociales, en los medios de comunicación; todo, absolutamente todo, será desestimado por quienes consideran que nuestras voluntades son parte de su juego político.
Luego entonces, futuro presidente, legislador y senador… ¿Para quienes trabajan en realidad? porque la ciudadanía es un bulto a quien recurren sólo para justificar las campañas políticas, el despilfarro y el fraude.
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