Los ciudadanos no han encontrado en la política un medio para la solución de sus problemas cotidianos, y eso preocupa. Mucho menos en los políticos. Son cada día más constantes las quejas de las personas que no se siente representados –mucho menos defendidos– por los servidores públicos. Es por eso, y en vísperas de elecciones en Córdoba, que me llama a hacer una reflexión sobre el pasado, intenciones y promesas de los actores políticos, que en un futuro, serán nuestros representantes en los puestos de elección popular.
Hace unos días se llevó a cabo un ejercicio, que en opinión propia considero fructífero, y es el facedebate. Y digo fructífero porque por primera vez se realiza un debate donde los candidatos no se contestan entre sí, más bien, es la ciudadanía quien realmente asume el centro de la discusión. Sin embargo, y como siempre, los grupos más pobres y vulnerables se quedaron fuera del debate por no contar con redes sociales. En el facedebate algo me llamó mucha la atención. Y es que las principales respuestas de la ciudadanía fueron: “¿Por qué no lo hizo antes?” “Son solo buenas intenciones” “No creo que su partido lo deje” “¿En serio? Su pasado dice otra cosa”. Respuestas que tienen un trasfondo muy importante: Los políticos ya no engañan a los ciudadanos. Los ciudadanos no solo están decepcionados de los políticos, ya no les creen. Al menos los que están informados. Ya no hay cabida para políticos que ofrecen el mundo perfecto –en este caso un Córdoba Feliz. Ya no hay lugar para políticos que dicen que “harán cosas aquí y ahora”, los ciudadanos necesitamos hechos. Retoricas como “Ya chole con lo mismo” ya no se creen. Los ciudadanos sabemos que vienen, son y siempre serán parte de lo mismo. De lo podrido.
La información por tanto, es la pieza esencial para desenmascarar a los políticos mentirosos. Y pongo un ejemplo. A los candidatos se les preguntó sobre un problema con el Ingenio “San Miguelito” a lo que dieron respuestas que al final eran buenas intenciones para solucionar un problema meramente agrario. Sin embargo, llama la atención de la respuesta de la ciudadanía al candidato del PAN, Tomas Ríos. ¿Por qué no lo hizo antes? –Le cuestionaron-
Cabe recordar, estimado lector, que Tomás Ríos fue Sub Secretario de Ordenamiento de la Propiedad Rural desde el año 2009 en la administración de Felipe Calderón. Encargado de atender los conflictos sociales en las zonas rurales, ejidos y comunidades. En parte de su función como Sub Secretario, según
datos del CONEVAL, se concesionaron casi criminalmente cera de 51 millones 99 mil 312.7 hectáreas de territorio nacional para 24,351 proyectos mineros. Y ya durante su gestión se entregaron 1,512 nuevas concesiones a empresas mineras extranjeras en el país, principalmente en zonas rurales y lamentablemente en su mayoría en territorios altamente marginados e indígenas. Pensar que semejante despojo no generó ningún conflicto agrario es ingenuo. Y más cuando en esos años, solapado por el despojo criminal de tierras, se aumentó de 74.8% a 79.3% en el 2010 la pobreza indígena. Sobre eso el candidato dice que no hubo ningún problema agrario durante su gestión. Lástima que el indígena oaxaqueño Bernardo Méndez Vázquez asesinado el 18 de Enero de 2012 por defender la tierra en la que trabajaban los suyos no puede sentarse en los Portales de Córdoba a contradecir a quien dice querer a Córdoba Feliz. Bernardo era miembro de los “Pueblos Unidos del Valle de Ocotlán” quienes acusaban a las compañías mineras de quitarles sus tierras. Poco después fue asesinado a tiros.
Y la pregunta es insistentes, ¿No hubo ningún conflicto agrario candidato? La ciudadanía no lo cree. Y ahora no vayamos tan lejos. A dos pasos del Ayuntamiento que pretende gobernar se encuentra la conocida “Casa del Campesino”. Sería interesante preguntarle a los cientos de campesinos que son propietarios de la casa del campesino si se encuentran o no en conflicto. Habría que preguntarle si les gustó mucho que hayan sido despojados de propiedad ejidal que por derecho es inajenable, por una cúpula ambiciosa. ¿Por qué no lo hizo antes candidato? Le preguntaron los ciudadanos a Tomás Ríos. El reclamo es legítimo y es fuerte. Los hechos, contundentes. El candidato del PAN, pudo haber hecho algo por el despojo criminal a indígenas y no lo hizo, pudo haber hecho algo por evitar las muertes de muchos indígenas que defendían sus tierras, pudo haber hecho muchas cosas en materia agraria en Córdoba y no lo hizo. ¿Quién dice que lo va a hacer después?
Nada bueno puede salir de algo malo y quien no es fiel en lo poco no es fiel en lo mucho, dicen las sentencias éticas. Habla también del modo como obtuvo la candidatura Tomás Ríos. Compra de voto, coacciones, amenazas, operación carrusel, clientelismo entre muchas cosas. “Yo nunca pagué un voto” aclaró el candidato. Y es cierto, el nunca pagó un voto, para eso tenía sus operadores políticos que hacían el trabajo sucio por él. Como en el caso de los indígenas despojados, el solo asentía y dejaba que los demás hicieran el trabajo sucio. ¿Podremos confiar en una persona así?
En la próxima entrega, Salvador Abella. Un candidato con buenas intenciones en un partido con las peores intenciones. ¿Podrá deslindarse?






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