Según las versiones más difundidas, Aztlán era un lugar donde los mexicas formaban parte de los múltiples barrios de esta ciudad. Cansados de su vida allí y guiados por su dios Huitzilopochtli, los mexicas, junto con otros grupos, emprendieron su viaje hacia nuevas tierras. La fecha aceptada para este acontecimiento es 1111, aunque en años recientes se ha propuesto 1064, lo que proporciona un contexto más amplio para los eventos históricos.
Los grupos mencionados en el Códice Boturini incluyen a huexotzincas, chalcas, xochimilcas, cuitlahuacas, malinalcas, tlahuicas, tepanecas y matlatzincas. Tras pasar por Teocolhuacan y, según algunas fuentes, por Chicomoztoc, los mexicas se establecieron en un lugar marcado por un gran árbol. Mientras se disponían a comer, el árbol se rompió, y más tarde, bajo la orden de su divinidad, los mexicas se separaron de los otros grupos para continuar su camino en solitario.
En su travesía, se encontraron con tres personajes chichimecas, entre ellos Xiuhnel y Mimich, a quienes sacrificaron sobre biznagas y mezquites. En ese momento, su divinidad los consagró y les cambió el nombre, pasando de ser «aztecas» a «mexitin». Este cambio de nombre subraya su conexión con las costumbres chichimecas, caracterizadas por ser cazadores-nómadas que se vestían con pieles.
Otra tradición señala que los mexicas llegaron por el occidente, pasando por el Lago de Pátzcuaro. Allí, algunos emigrantes se metieron a bañar, y los que permanecieron en la orilla recibieron la «orden» de su divinidad de robarles la ropa y abandonar a los que entraron al agua. Los que se quedaron dieron origen a los tarascos, marcando una segunda división del grupo.
Esta tradición también menciona una tercera división al llegar a Malinalco, donde, mientras dormían, abandonaron a Malinalxoch, una hechicera y hermana de Huitzilopochtli. Aztlán, un sitio mítico cuyo nombre proviene del náhuatl *Astatlan* (garza; lugar de), ha sido objeto de numerosas referencias en fuentes novohispanas y anteriores, simbolizando el origen de los mexicas y su rica herencia cultural. ¡Un relato fascinante que continúa cautivando la imaginación!






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